martes, 17 de septiembre de 2013

ANALFABETOS Y NEOANALFABETOS


La historia del pastor Pascual Carrión, que he conocido gracias a Javier Sabater, me ha hecho recordar un inteligente escrito de Pedro Salinas titulado “Defensa, implícita, de los viejos analfabetos” e incluido en su libro “El Defensor”.  En este breve ensayo, Salinas propone la existencia de dos tipos de analfabetos: el analfabeto puro y el neoanalfabeto,  con dos modalidades en este último caso, los totales y los parciales.

Del primero del analfabeto puro, dice que “puede ser persona trágica, y es su tragedia que poseyendo, acaso, su alma virtudes innatas bastantes para designarlo como ser de excepción si el  laboreo de las ideas hiciese germinar aquellas virtudes, se queda baldío, por carencia de letras y cultivo”. Salinas no tiene reparos en declarar que “siento por esta clase de analfabetos respeto, simpatía y admiración en sus casos. Basta andar un poco por las parameras castellanas o los olivares de Andalucía, si de mi tierra se trata, para dar con analfabetos que resultan ser, en cuanto se les conoce, personas tan cabales en su humanidad, tan dignas en conducta y tan atinadas en su juicio como muchos hombres rebosados de instrucción”.

En cuanto a los neoanalfabetos, aquellos que “después de haber aprendido a leer, porque así se lo enseñaron en la escuela, renuncia al uso de su capacidad lectora, salvo en lo estrictamente indispensable: el correo diario, los programas de cine o espectáculos  y la guía de teléfono”. Salinas los considera, como nueva clase, “mucho mas amenazadora y peligrosa que lo de los analfabetos puros. Ni están con el diablo en su tenebrosa ignorancia, ni aspiran a Dios, a la claridad de su sapiencia”.  Forman parte de este grupo de neoanalfabetos,  los neoanalfabetos parciales, “es decir, los que todavía usan sus dotes de leer, pero reduciéndolas a la mayor estrechez. Caben casi todos bajo el generoso manto denominador del especialismo”. A ellos dedica una amplia y contundente crítica Pedro Salinas.

                En la misma línea que Pedro Salinas, recuerdo igualmente el comentario que figura en “El apéndice actualizado” del conocido libro de Giovanni Sartori, “La sociedad multiétnica”. Este polémico sociólogo italiano, defiende la tres de que en el pasado había más saberes, afirmación que apoya en tres tipos de argumentos. “El primero es que se entendía más cuando el mundo del hombre era menos complejo, y que por tanto estamos perdiendo comprensión porque nos vemos derrotados, cognitivamente, por complejidades crecientes. El segundo argumento es que antes había más saber en el sentido de que los imbéciles aún no habían empezado a pensar, lo que dejaba más espacio y daba más espacio al que sabía pensar.  Y el tercero es que el pasado era más docto en términos de sabiduría. Sí, durante milenios la humanidad no ha tenido educación. Pero esa falta de educación –no saber leer ni escribir- se suplía con una tradición de sabiduría destilada en proverbios, se suplía con un “saber proverbial”.

En los últimos tiempos, con la perdida de la estrecha relación que muchos analfabetos mantenían con la tierra, se ha perdido la sabiduría de la naturaleza, del cultivo, del pastoreo, como  la de Pascual, y ha surgido un neoanalfabeto nuevo, el peor de todos, el total. Un neoanalfabeto sin la sabiduría vital del antiguo analfabeto puro y que, además, carece de las ciertas ventajas que da la instrucción educativa a los neoanalfabetos que describía Pedro Salinas.  Miedo da.
Pedro Salinas
 
 

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