Ceuta, 8 de octubre de 2013.
Era una visita ansiada y
anunciada. Hoy he vuelto a la fuente de María Aguda. Es un rincón poco conocido
del Monte Hacho. Fue hace unos doce años cuando tuve la primera noticia de esta
antigua fuente de Ceuta, una de las más antiguas y mejor conservada de la
ciudad. La primera vez que la visité me quede fascinado por la belleza de esta
instalación hidráulica. Además de la singularidad edificio, sorprende los
numerosos grafitos y dibujos que decoran la fachada de la fuente. Al menos
se aprecian con nitidez tres barcos y varios nombres y fechas. El paso del
tiempo y la falta de cuidados han motivado que sea difícil reconocer todos los
números y letras.
Tras
un raro de paciente observación es posible leer unos grandes caracteres que
dice: AÑO DE 1776. Al lado de este
grafito, un tal Luis quiso dejar una huella imborrable de su visita a la
fuente “en el verano de 1769” .
Siguiendo su ejemplo, Authier, en 1792, dejo constancia de su paso por la
fuente. No se crean que este lugar era frecuentado sólo por hombres. Por si
alguien tuviera dudas al respecto, una mujer, intuimos de fuerte carácter por
la profundidad del trazo, puso la palabra Doña, aunque no sabemos su nombre. También
estuvieron Carlos, Leiva, Vargas, Bremón
y Don Juan de Villanueva, alguien de postín por su cuidada y elegante
caligrafía.
Todos
estos personajes del siglo XVIII hicieron lo mismo que he estoy haciendo yo
hoy: pasear por los caminos del Hacho en busca de tranquilidad y saludable
reencuentro con la naturaleza. No sabemos si uno o varios de quienes
frecuentaban la fuente ejercieron sus dotes artísticas marcando o dibujando los
barcos que se divisaban desde este elevado punto.
Han
pasado casi doscientas cincuenta años desde aquel día de verano de 1769 en el
que Luis cogió su pequeña navaja o cuchillo, -una vez saciada la sed en la
fuente-, para marcar de manera indeleble la pared de la fuente. En aquellos días
gobernaba la ciudad el Teniente General D. Francisco Tineo, Marqués de Casa
Tremañes. Según narra José A. Marquez de Prado en su “Historia de Ceuta”
(1859), “la mendicidad vergonzante pululaba dentro de los muros de Ceuta”. Una
ciudad “triste y lánguida” que aún seguía soportando estoicamente los
frecuentes ataques de tropas musulmanas. A bueno seguro que Luis y el resto de
personas, cuyo recuerdo ha quedado impreso en la fuente de María Aguda,
encontraron en los caminos del Hacho un espacio en el que huir de tanta miseria
y tristeza.
Mucho
ha cambiado el Hacho desde los tiempos de Luis, Carlos y el Sr. Villanueva. Los
caminos originales del Monte Hacho han desaparecido o han quedado inutilizados.
En la actualidad una carretera asfaltada rodeada este mítico promontorio. Una
carretera que ha cortado la comunicación con la batería de Punta Almina, a la
que estoy seguro se asomaban los caminantes del siglo XVIII para disfrutar de unas
bellas panorámicas del Estrecho.
La
fuente hace ya largo tiempo que no tiene agua. Donde antes se contenía el agua,
ahora se acumulan hojarascas y basura. La sucia mano del hombre actual se hace
patente con la presencia de botellas, papeles, latas y plásticos. La rabia y la
indignación ante la falta de sensibilidad me anima a retirar algunos de estos
residuos. Pienso en lo extraordinario que sería recuperar este lugar para las personas que aún disfrutan de un agradable
paseo por el Monte Hacho. Constituiría un homenaje a aquellos caballeros y
damas que nos antecedieron en el amor a la naturaleza.
Buenas tardes:
ResponderEliminarNo sé si me equivoco, pero un poco más arriba De la Fuente, en los restos de polvorines que hay junto a la carretera (hoy ocupados) existen unos depósitos subterráneos que podrían ser algibes.
Aún recuerdo a mis 59 años de ver agua en esa fuente.