Como hemos comentado en
una entrada anterior, Walt Whitman en su obra “Perspectivas Democráticas” (1871)
dibuja una dantesca imagen del paisaje moral de su época. Así es cómo lo describe
y la medida que propone para hacerle frente: una nueva literatura que deberá
servir de sostén a la vida.
“….Preciso
es confesar que cuando ojos severos miran a la humanidad a través de los lentes
del microscopio moral, aparece una especie de Sahara estéril y chato, compuesto
de ciudades pobladas por gente subalterna y grotesca, pálidos espectros que se
entretienen con bufonadas sin sentido. Reconózcase que en todas partes, en la
tienda, en la calle, en el teatro, en el bar, en la cátedra, prevalecen la
petulancia y la vulgaridad, la baja astucia y la infidelidad, y que en todas
partes se encuentra una juventud alechuguinada, vanidosa y envejecida antes de
tiempo; en todas partes, una libidinosidad anormal, tipos malsanos de machos y hembras,
mujeres pintadas, teñidas, postizas, de mala salud, sangre empobrecida, con
poca o ninguna aptitud para la maternidad, y con una muy somera noción de lo bello,
del bien y del mal, poca, muy poca educación (dados los resultados obtenidos),
probablemente la más pobre del mundo2.
Por
consiguiente, en vista de tan lamentable estado de cosas, y para sanear y
purificar un ambiente tan corrompido con una vibración salvadora de vida
equilibrada y heroica, a la vez, yo digo que es indispensable la aparición de
una nueva literatura, destinada no sólo a copiar y reflejar las superficies de
la vida o rendir tributo a lo que se ha dado en llamar buen gusto; no sólo a
divertir, a hacer pasar el tiempo o a celebrar lo bello, lo refinado, lo
pasado, ni tampoco a demostrar la destreza técnica, rítmica o gramatical. Tal
literatura debiera servir de sostén a la vida y apoyarse a su vez en sólidas
bases científicas y religiosas, poniendo al alcance de los hombres los
elementos y las fuerzas que les hacen falta, adiestrándolos, enseñándolos con
autoridad y mesura; y, lo que sería tal vez su más importante misión, habría de
redimir completamente a las mujeres de aquella red inverosímil de tontos
errores, modas y diversos métodos para el completo agotamiento de sus fuerzas,
asegurando así para Estados Unidos una raza femenina robusta y suave, una raza
de madres ejemplares
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