jueves, 6 de diciembre de 2012

EL DESARRAIGO

Un rasgo que distingue a los hombre del resto de los animales es su capacidad simbólica. Los sueños y los símbolos anticiparon al lenguaje y, en conjunto, iniciaron la humanización del hombre. Sin símbolos, según Mumford, "la vida del hombre sería una vida de apetitos inmediatos, de sensaciones inmediatas; se vería limitado a un pasado más corto que su vida, a merced de un futuro que nunca pudo anticipar, para el que nunca pudo prepararse".
Existen símbolos que han acompañado al hombre en todas las culturas que han surgido sobre el planeta. El árbol de la vida representa la fuerza de la vida y su génesis, además de destacar el papel fundamental de las raíces sociales y culturales para el pleno desarrollo del hombre. Su relación con la naturaleza, rota desde hace aproximadamente doscientos años, se simboliza en las profundas raíces que siempre había unido al ser humano con su entorno. Los árboles, tan maltratados en nuestras ciudades, representan el desarrollo de la vida. Una sociedad que descuida los árboles y, en general  la naturaleza, es el síntoma evidente de su deshumanización. Nuestro idioma tiene un concepto que simboliza con perfección este proceso: EL DESARRAIGO, LA FALTA DE RAÍCES. 
 
 
 


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