martes, 4 de diciembre de 2012

Todas las épocas han tenido su mantra. La nuestra es: "crecimiento". En el contexto de una economía orgánica tal concepto no tendría cabida. El ciclo natural de los organismo es nacimiento, crecimiento, madurez y declive. Si en la naturaleza y en el propio hombre la tendencia fuese el crecimiento perpetuo nos convertiríamos en seres amorfos, en auténticos monstruos, como Gargantua, el célebre personaje de Rabelais. Por este motivo, autores como Stuart Mill hablan de un estado estacionario para la economía, una vez que los beneficios del desarrollo llegaran a todas las capas sociales. La única manera de alcanzar una madurez sana y plena es a través de un equilibrio dinámico. La muerte llega a todos los organismos cuando este equilibrio se descompensa. La descompensación en el equilibrio social y económico amenaza la supervivencia de nuestra civilización.
 
 
 

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