martes, 4 de diciembre de 2012

Otro ejemplo de coherencia, pero en este caso masculino, es el de Henry David Thoreau. El autor de “Desobediencia civil” lo metieron en la cárcel porque se negó pagar impuestos. Decía que con su dinero no iba a contribuir a sostener un Estado de defendía la esclavitud. Pero en un gesto de coherencia tampoco quiso beneficiarse de nada que pudiera facilitarle el Estado. Se hubiera quedado en la cárcel si su amigo, el gran escritor Ralph Waldo Emerson, no hubiese pagado por él sus impuestos. Tuvo que hacerlo sin que su querido Thoreau se enterase, sino no lo hubiera aceptado.
 
 
 

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