martes, 4 de diciembre de 2012

En el libro “la conducta de la vida”, último de la serie “la renovación de la vida”, Lewis Mumford incluyó un capítulo titulado “la encarnación del equilibrio”. Entre los ejemplos que cita como personas que han alcanzado este equilibrio y han llegado a ser personas totales cobra un especial relieve la figura de Albert Schweitzer, Premio Nobel de la Paz en 1952. Según comenta Mumford, tanto en “la filosofía o la teología, la medicina o en la música, los talentos de Schweitzer fueron suficientes para garantizarle una carrera distinguida: como uno de los más eminentes especialistas de su tiempo, en cualquiera de estos temas, su éxito habría sido rápido y rentable, con poco que él se hubiera centrado en una sola actividad. Pero para seguir siendo un hombre total, Schweitzer llevó a cabo un singular acto de sacrificio en su vida: deliberadamente redujo el cultivo intensivo de un solo ámbito, a fin de ampliar los contenidos y el significado de su vida. Sin duda, la humildad que le hizo posible realizar tal sacrificio derivó directamente de sus convicciones cristianas: sin embargo, el resultado de este sacrificio no fue la negación de su vida, sino su más plena realización; pues incluso en las húmedas selvas de África, donde finalmente estableció su hogar, mantuvo vivo su elevado y cultivado interés en la música: no sólo teniendo su piano a su lado, sino encontrando tiempo, a pesar de la falta del usuales medios eruditos, para escribir una vida de Bach.
A pesar de haber estudiado inicialmente filosofía y teología, su vocación de ayudar a los habitantes del África occidental le motivó para sacar con brillantez la carrera de medicina en tan solo cuatro años. Una vez con el título en la mano se dedicó a curar a los niños enfermos africanos. Albert Schweitzer sí que fue un digno galardonado con el Premio Nobel de la Paz no el Sr. Obama, con su repugnante apoyo a los asesinatos selectivos, o la Unión Europea con su política económica que condena a los países del sur, como el nuestro, a la miseria.



 
 
 
 
 
 

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