Van Gogh dijo: "el mejor camino para conocer a Dios es amar muchas cosas. Amar a un amigo, una esposa, algo, lo que se quiera. Pero hay que amar con una simpatia intima elevada y seria, con fuerza, con inteligencia". Uno de los últimos cuadros de Van Gogh, cuervos negros que vuelan amenazadores sobre un campo amarillo de grano, muestra una premonición de su propio fin: insania y suicidio. Sólo por una reunión de las fuerzas de la vida, sólo por una positiva renovación de la persona puede nuestra civilización escapar a un destino similar.
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