Para salir
de la actual crisis necesitamos un cambio de dirección y actitud. Lewis Mumford,
-en las líneas finales de su obra “La condición del hombre”, de la cual hemos
obtenido el texto que exponemos en este comentario-, comentó que debemos aportar
a cada actividad y a cada plan un nuevo criterio de juicio: debemos preguntar en
qué medidas las acciones que promueve los políticos tienden a la realización de
la vida y cuánto respeto guardan a las necesidades del hombre. Las preguntas que
debemos tener siempre a la cabeza pueden agruparse en los siguientes dos
bloques:
1.- ¿Cuál es el objetivo de cada nueva medida política y económica?.
¿Busca la
antigua meta de la expansión y el crecimiento o la nueva del equilibrio?
¿Trabaja
para la conquista y la acaparación del poder o para la cooperación y el apoyo
mutuo?.
2.- ¿Y cuál es la naturaleza de esta o aquella realización industrial o social?
¿Produce bienes materiales solamente o
también bienes humanos y hombres buenos?
A sendos
bloques de preguntas se añade otras dos referentes, respectivamente, a nuevos propósitos individuales y planes
públicos:
Respecto
al aspecto individual esta es la pregunta: ¿Concurren nuestros planes de vida
individuales a la universal sociedad, en
la que el arte y la ciencia, la verdad y la belleza, la religión y la santidad
enriquecen a la sociedad?
En cuanto
a los proyectos ideados en el ámbito público esta es la cuestión a dilucidar:
¿Concurren nuestras planes de vida públicos a la satisfacción y renovación de la
persona humana, para que fructifique en una vida abundante, cada vez más
significativa, cada vez más valiosa, cada vez más profundamente experimentada y
más ampliamente compartida?.
Si
mantenemos constantemente estas normas en nuestra mente, tendremos tanto una
medida de lo que debemos rechazar como una meta de lo que debe alcanzarse.
Todas
estas preguntas son un medio útil para discriminar nuestra acción individual y
la de la propia sociedad. En su conjunto subyace la idea de que el primer paso
es personal: un cambio de dirección del interés hacia la persona. Sin ese cambio
no se logrará gran mejoramiento en el orden social. Una vez que empiece ese
cambio, todo es posible.
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