lunes, 3 de diciembre de 2012

Aprovechando una foto de mi padre, Diego Pérez López, quiero representar el ocaso de nuestra sociedad y la llegada de un nuevo mundo que se resiste a nacer. En esta imagen las montañas del fondo están oscuras, y oscurecerá más aún antes de que rompa el día. Según Mumford, la purga de los venenos desde largo tiempo acumulados, la cicatrización de feas llagas, no se han de conseguir en un día: todo esto necesita paciencia, tiempo, esfuerzo resuelto y buena voluntad para sacrificar beneficios locales en aras de una bien común más amplio que es la unificación de la humanidad y la nueva realización de la vida. Esta idea bien se puede aplicar a nuestro país en el que los crisis económica resucita el fantasma de los nacionalismo que culminaron en los conflictos bélicos que asolaron Europa en la primera mitad del s.XX.
En nuestra época, nada digno de ser hecho ha de hacerse facilmente: es decir, sin nacer de nuevo espiritualmente. Mientras los ciegos no recuperen la vista y los tullidos no caminen nuestro mismo conocimiento ha de matarnos.
Aquí viene la idea más importante que nos quiso transmitir Mumford: "no hay paz sin lucha, ni seguridad sin riesgo, ni totalidad sin simplificación, ni bienes sin medida, ni amor sin sacrificio, ni vida plena sin la voluntad de aceptar y trascender la muerte en el proceso de la vida. Los que han aprendido esta lección pueden construir la Ciudad del Hombre".

 
 
 

2 comentarios:

  1. Maravilloso comentario.Comparto plenamente

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  2. Hace unos meses escribí una reflexión sobre este momento que nos toca vivir desde una perspectiva histórica.

    http://www.pressenza.com/es/2012/10/el-sueno-nunca-derrotado/

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